Pues eso, un fin de semana de vicio a la consola intenso y cervecitas. He recordado viejos tiempos en los que pasábamos horas encerrados "matándonos unos a los otros". Después de casi una semana, algo importante que me ha dado el experimento es el poder despreocuparme de la hora en la que me acuesto. Eso me gusta. Antes me sentía mal si me acostaba más tarde de la una, y por esa mala conciencia, creo que dormía peor. Ahora tengo margen hasta la 3:30.
No he sentido sueño a lo largo de todo el día. Ni si quiera ahora. Lo bueno: se que me dormiré pronto. También ayuda a dormir el hecho de estar contento con lo que hago cada día y no tener demasiados problemas en los que preocuparme. Podríamos resumirlo en que la felicidad permite dormir bien.
Jeje...yo también ando algo chungo del estómago. Ha debido de ser la pizza de la cena y la ensalada de pasta radioactiva de esta mañana.
Cómo ayer, hoy a sido un día de relax para mis neuronas.
Unas risas increíbles con los piques en la consola. Jorge, un gran compañero de equipo...y Adri y Héctor unos dignos rivales.
A ver que tal afrontamos la semana que viene, que será la prueba de la correcta adaptación al sistema. La prueba de fuego para saber si seremos capaces de conseguir estar como mínimo, todo agosto durmiendo alrededor de 5h30 al día sin tener sensación de sueño.
Un saludo!
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